A pesar de que el carbono (C) sólo constituye, aproximadamente, un 0.094% de la masa de la corteza terrestre, es un elemento esencial para los seres vivos. Lo podemos encontrar en múltiples formas: libre en forma de diamante y grafito; como componente del gas natural, del petróleo y del carbón; combinado con el oxígeno, para formar dióxido de carbono (presente en la atmósfera); como carbonato en la piedra caliza y en la tiza…
Entre las características más importantes del carbono se encuentra el fenómeno conocido como concatenación, que le permite formar cadenas muy largas, de hasta más de 50 átomos de carbono. La enorme versatilidad de este elemento le convierte en pilar básico de la química orgánica, siendo capaz de formar más de 16 millones de compuestos distintos (cifra que aumenta cada año con nuevos descubrimientos).
El carbono, al igual que muchos otros elementos, tiene distintas formas alotrópicas: diamante, grafito, fullerenos (buckyball) y nanotubos (buckytube).
- Grafito. El grafito tiene una estructura basada en capas, en las cuales los átomos de carbono se disponen unidos fuertemente entre sí, formando distribuciones hexagonales. Las diferentes capas, a su vez, se unen mediante enlaces secundarios débiles (fuerzas de Van der Waals), lo que les permite deslizarse una sobre otra con facilidad.
El grafito es, por tanto, un material anisotrópico: sus propiedades varían en función de la dirección sobre la que nos desplazamos. Entre sus características destacan su baja densidad (2.26 g/cm³) y su buena conductividad térmica y eléctrica (únicamente en el plano basal, pero no en el perpendicular). Sus principales usos son como lubricantes sólidos y para la fabricación de fibras empleadas en materiales compuestos.
- Grafeno. El grafeno es una sustancia con estructura similar al grafito, con la salvedad de que se dispone en una lámina del grosor de un átomo. Podríamos decir que el grafito es una superposición de láminas de grafeno. Si bien hace 20 años el material llamado a revolucionar el mercado industrial eran los nanotubos de carbono, se dice que el siglo XXI será la Era del Grafeno. Sus propiedades más destacadas son su alta conductividad térmica y eléctrica, su alta elasticidad, su dureza, su resistencia (aproximadamente 200 veces más resistente que el acero), su ligereza (5 veces más ligero que el acero), es más flexible que la fibra de carbono convencional (e igual de ligero), apenas hay pérdidas por el efecto Joule (no se calienta en exceso con el paso de electrones), etc… Sus usos son igualmente sorprendetes, destacando su empleo en células solares (son capaces de generar electricidad si son expuestos a luz solar), en pantallas flexibles, como reemplazo del silicio en los procesadores (10 veces más veloces, ligeros y eficientes). Sin embargo también presentan graves inconvenientes que limitan su uso, como su elevado coste de producción y la dificultad de producir grandes muestras con calidad óptima.
- Diamante. Destaca por ser el material más rígido, duro y menos compresible de la naturaleza. Su estructura cúbica está basada en orbitales libres sp³ unidos mediante enlaces covalentes. Tiene propiedades muy distintas al grafito: es isotrópico, es decir, las propiedades varían sin importar la dirección en la que nos desplacemos; tiene mayor densidad (3.51 g/cm³). A pesar de que tiene una conductividad térmica muy alta, no ocurre lo mismo con la electricidad, considerándose un excelente aislante eléctrico. Podemos encontrarlo como diamante natural y diamante sintético (fabricado por el hombre, con propiedades casi idénticas y precio menor).
- Fullerenos. El Fullereno Buckminster posee una estructura similar a un balón de fútbol constituido por 12 pentágonos y 20 hexágonos. En cada punto de unión, un átomo de carbono se une mediante enlaces covalentes a otros tres átomos de carbono. La estructura resultante consta de 60 átomos (C60). También podemos encontrar otros fullerenos, con mayor o menor número de átomos (C70, C76, C78, etc…). Se destinan principalmente al campo de la electrónica, a la fabricación de celdas de combustible, como lubricantes, para la elaboración de superconductores…
- Nanotubos. Los nanotubos se forman mediante la laminación de una sola capa atómica de grafito (es decir, un grafeno) en forma de tubo. Al cerrar los extremos del tubo mediante dos hemifullerenos formados sólo de pentagonos, se obtiene la estructura del nanotubo. Los nanotubos se dividen entre nanotubos de una sola pared (SWNT) y nanotubos multiparedes (MWNT); la estructura de los nanotubos multiparedes se basa en la disposición de varios tubos de forma concéntrica. Los nanotubos destacan por su alta resistencia a la tensión (20 veces mayor que los aceros más fuertes -unos 45 GPa-), por su baja densidad, por su alta conductividad térmica, su complejidad eletrónica (puede ser desde semiconductor hasta superconductor), puede verse sometido a deformaciones muy intensas y permanecer en el régimen elástico (su módulo de Young es superior a σ=1.3 TPa), etc… Estas propiedades justifican su uso en la fabricación de fibras para compuestos, en la industria electrónica (supercondensadores, transistores, memorias…), en nanomedicina, en sensores, en biotecnología, en instrumentación científica (puntas de STM), etc…
Fuentes: - Fundamentos de la ciencia e ingeniería de los materiales - William F. Smith - McGraw Hill - Química - Raymond Chang - McGraw Hill